domingo, 17 de diciembre de 2006

MOVIMIENTO POR LA LIBERACIÓN MASCULINA

Soy varón. Tengo 24 años y conductas sociales y sexuales que a veces rayan con lo "exótico".
Entiendo la vida de manera bastante peculiar; la voz de mi conciencia y de mi inetrior me habla con claridad y yo actúo según lo que oigo, lo que a menudo me hace reaccionar de forma extraña, impredecible y exenta de la influencia social y sus estúpidas normas.

Creo en el amor porque el amor es lo que dirige y da sentido a mi vida. Y me paso por el arco del triunfo todo aquello que pretende obligarme a adaptar mi forma de ser y mis sentimientos hacia los demás a imposiciones sociales que impidan mi correcto desarrollo emocional y el de mis seres queridos.

He pasado toda mi vida sometido a las reglas que el mundo me iba imponiendo. Oyendo constantemente cómo debía hacer las cosas. Cómo debía caminar, cómo debía hablar, cómo debía vestir, cómo debía reír, cómo debía actuar, qué debía comprar, cómo debía sentir, cómo debía vivir, cómo debía pensar, cómo debía follar. Y no me sentía libre. Ni yo mismo.

Tengo un monton de amigos. Los quiero mucho. Los observo. Y siento un doloroso déjà vu.
Víctimas de un difícil modelo de conducta que creemos haber elegido cuando en realidad es él el que nos ha elegido a nosotros. Chavales inocentes que cargamos aún con el lastre cultural de las generaciones que nos preceden, cargadas de prejuícios y que nos han enseñado a negarnos a nosotros mismos en nombre de la masculinidad. Hombres con unas carencias afectivas que les lisian de por vida y les obligan a vivir y a sentir a medias. Chicos que se pueden llegar a sentir atraídos por otros chicos y que nunca se atreverán a dar rienda suelta a sus sentimientos porque se les ha enseñado que esa parte de su naturaleza es sucia y depravada. Una desviación resultado de algún fallo o enfermedad mental, y que además debe ser erradicada, tanto en uno mismo como en el entorno, por medio de ese arma tan antigua y tan devastadora que es la discriminación, sea del tipo que sea. El miedo es muy nocivo individualmente, y es totalmente aplastante y destructivo a nivel social. Y la vida de muchos hombres es tan sólo lo que ha quedado en pie tras el paso de ese huracán que es el conjunto de miedos y prejuícios sociales.

El hombre vive aún preso, atrapado en ese rol con el que cada día se siente menos identificado. Necesitamos cariño en cantidades industriales aunque muchos no lo saben. Necesitamos liberarnos del peso que supone aún ser un padre de familia y cargar con hipotecas y dar y transmitir un modelo de conducta irreal, de alguien duro como una roca y que puede cargar con todo. Liberarnos de ese cliché autoimpuesto y al que muchas mujeres y también muchos hombres nos condenan. Los hombres aún no aceptamos que en realidad no estamos hechos para lanzarnos de helicóptero sin paracaídas con un cuchillo entre los dientes. Al principio los tíos se asustan cuando lo experimentan, y si consiguen dar el paso y empezar a desgajarse de esa mierda de mandamiento que trasviste la virilidad y la convierte en algo distinto de lo que realmente es entonces cuando empiezan a encontrarse un poco a ellos mismos. Y eso es emocionante. Muy bonito. Me encanta ver que alguien consigue zafarse de la presión de lo que se supone que debe o no debe hacer, y se pone a buscar lo que realmente le hace feliz.

1 comentario:

Boke dijo...

Cada vez me impresiona mas como escribes Alex. Sigue con este proyecto que te puede salir una cosa muy interesante de aqui, vales para escribir y .x lo poco que te conozco, vales como persona, x lo menos eso se puede deducir de las palabras. Por cierto, cuando vas a subir esas fotos q tienes en el movil??? son best seller en Malaga y ya estan en NY, rumbo a San Diego jajajajaja Un abrazo y aunque tengas bajon en esto del blogueo nunca dejes de escribir!